“Sigue no pares, dame duro, síiiii, ahhhhh” “toma, aquí tienes, ohhh”
¡¡¡ Corten !!! bramó Joe el director. «Por favor señorita ponga algo más de empeño, está usted follando, no pintándose las uñas. Y tú machote, concéntrate porque no veo suficiente pasión en tus movimientos»
«La culpa no es mía», contestó Daisy «a este le huele el aliento a ajo, así me cuesta ponerme en el papel»
«¿A ajo? A ver Buster échame el aliento… joder, pero si es verdad»
«Pues claro que tomo ajo», replicó Buster, «me viene genial para la circulación y si la sangre se bombea bien, mayor será la erección, listilla, además el ajo es antibiótico, antiséptico y antimicótico natural, depura toxinas, disminuye la tensión arterial y reduce los niveles de colesterol en sangre…»
Se encendió la luz de la sala de proyecciones. Gerry tomo la palabra: «Y aquí es donde hacemos la entradilla de Ajos McLaing, de la trayectoria de la empresa, de su origen familiar, etc.… yo creo que va a ser una bomba de campaña publicitaria, sin duda la gente cuando vea el anuncio, va a hablar mucho de nosotros y será vital para promocionarnos en el norte del país. Da igual que hablen bien o mal, el caso es darnos a conocer. Y lo vamos a conseguir, habéis oído, lo vamos a conseguir»
Un estruendoso aplauso cerró la sesión de visionado de la maqueta de la promoción
Alistair McLaing el propietario de la empresa, no las tenía todas consigo. Desde luego iba a ser una campaña espectacular y muy arriesgada. Pero ahora solo le preocupaba una cosa: obtener como fuera el teléfono de la preciosa rubia que hacia el papel de actriz porno.