La primera vez que vi la puesta de sol desde la Playa de La Lanzada era apenas un niño y no podía valorar la belleza de lo que presenciaban mis ojos. Con los años, sin embargo, he ido admirándola más y más hasta disfrutarla plenamente.
A veces con mi familia, otras con amigos, otras en esos veranos de playa y enamoramiento y algunas veces, contigo. Recuerdo especialmente un atardecer, juntos, abrazados bajo el fresco viento del fin del verano, preludio de la despedida.
Cuanto hemos cambiado.
Dicen que la melancolía se alimenta de los cambios, incluso de aquellos que son deseados. Porque la vida es un permanente cambio y es, precisamente, la velocidad de ese cambio la que decide nuestro camino.
Desde que escuché esta canción por primera vez, siempre me ha recordado a ti, así que te la dedico, a sabiendas de que nunca vas a leer este pequeño texto.
Ah! Cómo hemos cambiado
qué lejos ha quedado
aquella amistad.
Así como el viento lo abandona todo al paso,
así con el tiempo todo es abandonado;
cada beso que se dá, alguien lo abandonará.
Así con los años unidos a la distancia,
fue así como tú y yo perdimos la confianza;
cada paso que se dio, algo más nos alejó.
Lo mejor que conocimos,
separó nuestros destinos
que hoy nos vuelven a reunir;
tal vez si tú y yo queremos
volveremos a sentir aquella vieja entrega. Ah! Cómo hemos cambiado
que lejos ha quedado aquella amistad.
Ah! ¿qué nos ha pasado?
cómo hemos olvidado aquella amistad.
Y así como siento ahora el hueco que has dejado
quizás llegada la hora vuelva a sentirte a mi lado
tantos sueños por cumplir, alguno se ha de vivir.
Lo mejor que conocimos,
Separó nuestros destinos
Que hoy nos vuelven a reunir;
Tal vez si tú y yo queremos
Volveremos a sentir aquella vieja entrega.
Ah! Cómo hemos cambiado
Que lejos ha quedado aquella amistad.
Ah! ¿qué nos ha pasado?
Cómo hemos olvidado aquella amistad.