Visita ¿inoportuna?

«La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces»


Abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido. Pasaba unos días en el apartamento de mi hija, porque estaba de obras en mi casa.

La luz de la cocina estaba encendida.

-¿Te parecen horas de llegar? ¿dónde has estado? ¿por qué no has contestado mis mensajes?
-A ver Laura, me he quedado sin batería, no es mi culpa y en cuanto a la hora, Laura por Dios soy mayorcito y …
-Te recuerdo que estás en mi casa…
-Y yo te recuerdo que soy tu padre, faltaría más coño, tengo casi sesenta años y que vas a hacer ¿controlar lo que hago?
-Me preocupaba papá, estás delicado y no termino de fiarme de ti
-Ya, es curioso… te preocupas ahora que estoy unos días en tu casa, sin embargo llevas meses sin llamarme… caramba con la preocupación.
-Y ¿dónde has estado?
-He estado con Venan tomando unas copas, a pesar de que el médico no le deja beber, pero bahhh para unos meses que le queda de vida ha decidido pasar de todo y vivir a tope mientras el cuerpo le aguante.
-¿Y tu lo aplaudes?
-Pero hija, ¿Crees que voy a frenar a Venancio en su deseo de vivir cuando tal vez no llegue ni a primavera? Es mi amigo y por eso he ido a verle. Bueno, ¿Vas a seguir con tu interrogatorio?. Ni cuando tenías dieciocho años, yo te preguntaba tantas cosas…
-¿Has visto a Tere, verdad?
-Pues sí, he comido con ella y mañana hemos quedado para dar un paseo cuando salga de trabajar. Por Dios Laura, esto es ridículo.
-¿Ridiculo? Tere es tu amante, o ¿tal vez ya no lo es?
– Así que es eso, claro, sigues con la misma historia. Te recuerdo Laura que fue tu madre la que me dejó, la que pidió el divorcio y me sumió en un estado casi depresivo, y todo para irse con su arquitecto malagueño. Si al cabo de dos años, sí, dos largos años, le salió rana el individuo ya no era mi problema. Quise a tu madre como nunca he querido a nadie. Pero me traicionó, no solo me fue infiel, sino que me fue desleal. No iba a acogerla después de lo que pasó. Y no metas a Tere en esto, porque a Tere la conocí mucho después de que tu madre me dejase tirado.
-¿Nunca pensaste en darle una segunda oportunidad a mamá?
-¿Y acaso eso me convierte en culpable? ¿en culpable de qué? ¿de que tu madre se liara con un chulo a mis espaldas? ¿de que me dejara de lado? ¿de que no le impresionaran mis lágrimas?. Escucha Laura, no la culpo solo a ella, las rupturas son cosa de dos siempre, yo también debí fallar, pero por favor, deja ya de defender a tu madre. Yo no la ataco, por tanto no hace falta que la defiendas de nada ni de nadie.

Laura me miró altiva.
Me levanté y salí de la cocina.
A la mañana siguiente haría mi pequeña maleta. Ir a ver a mi hija había sido un error. Y la única manera de corregir mi error era marcharme de allí.

Autor: Montalleri

Ahorremos explicaciones, nunca emociones

23 opiniones en “Visita ¿inoportuna?”

  1. Me gusta este diálogo, es como una parte de un texto mayor, pero así aislado es también muy elocuente. Yo creo que la visita no es inoportuna. La inoportunidad la crean los protagonistas con muchas rencillas pendientes de las que es obvio que ahora no pueden hablar. Un abrazo.

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    1. Estás en lo cierto, rencillas pendientes en la manera de entender el pasado y vivir el presente, más la carga emocional más la diferencia generacional. Los hijos terminan tomando partido, y unas veces aciertan, y otras veces no.
      Un abrazo Miguel.

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  2. Y tan real que puedo concebir la situación que describes (pues pese a no tener hijos … sí muchos sobrin@s). Parece que llega un momento que son ellos quienes cuestionan todo. En definitiva, al igual que muestra la protagonista creo que siempre ansían que sus padres vuelvan a estar juntos.
    Un abrazo, Carlos. Me gustó leerte

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    1. Hay padres inquisidores con sus hijos pero también hay hijos que llegan a ser muy inquisidores con sus padres y que quisieran moldear una realidad ya imposible, es el caso de Laura. Es como una emoción paralela que nunca se cruzará con la realidad.
      Gracias Úrsula por tus palabras. Un abrazo.

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    1. Acabo de emplear la misma palabra que tú: inquisidora al describir a la hija (en el comentario anterior). No siempre es fácil de aceptar una separación. Pero hay que dar la misma libertad de acción que seguro Laura reclamaría para si misma. Coincido contigo, en que las relaciones familiares muestran un abanico de conversaciones de todo tipo. Un abrazo Paloma.

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    1. Has dado en el clavo. Suele pasar al ver a nuestros padre/madre como personas independientes con sus necesidades de todo tipo, y eso puede chocar con el ideal de familia que como es el caso de este texto, ya no existe. Un abrazo Luna.

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    1. De ahí la frase del padre cuando indica a la hija que ni a los dieciocho años, él la había sometido a semejante interrogatorio. La perspectiva cambia con la edad, pero también y mucho con las circunstancias y una separación siempre deja un poso de amargura en los hij@s.
      Un abrazo Leila.

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  3. Creo que la visita no es inoportuna. ¿Quién si no mejor que un hijo o hija para echar una manito a cualquiera de sus padres, en caso de necesitarlo? Sólo que entre estos personajes había situaciones pendientes, al parecer. La hija no ha sabido ponerse en los zapatos del padre, ni asumir plenamente la separación de sus padres. Y cada familia vive estas situaciones de forma diferente, dependiendo de cómo han vivido sus afectos. Estoy extrañando una cuota de humor en tus relatos últimamente, Carlos…
    ¡Abrazos!

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    1. Lo inoportuno de la visita es consecuencia de cuestiones de índole emocional entre padre e hija que se mantienen pendientes. Decía Luna que no es fácil ver a tu padre o madre como personas con necesidades de toda índole, no sólo afectivas. Cada uno reacciona de manera diferente ante hechos cotidianos. Vaya, así que extrañas un poco de humor en mis últimos relatos 😉 Veré cómo arreglarlo, aunque tiene que salir 🙄 Un abrazo Sara.

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  4. La falta de comunicación entre padres e hijos es un defecto habitual. Las conversaciones pendienres se acumulan durante años y un día (o quizás nunca) estallan. Muy buen diálogo, Carlos. Al principio parecía un poco cómico, pero tiene un evidente trasfondo dramático. Un abrazo

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    1. La clave son como apuntas, esas conversaciones pendientes, porque es obvio que saldrán más tarde o más temprano. Eso es un rasgo común entre padres e hijos, en ambas direcciones. Sospecho que Laura y su padre a día de hoy, no están preparados para asumir ese reto.
      Un abrazo Mayte.

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  5. Qué buen relato. Me ha gustado mucho Carlos.
    El padre ha hecho muy bien al marcharse de la casa de su hija. Ya es mayorcito para hacer lo que quiera con su vida y su hija no es quién para meterse en su vida. Igual que a ella de joven no le gustaba que su padre se metiera en la suya, ella ahora debería aplicarse el cuento y dejar vivir en paz y tranquilidad a su padre que bastante ha tenido que pasar. Tendría que estar contenta de ver feliz a su padre…seguro que de esto se dará cuenta cuando ya sea demasiado tarde…
    Feliz domingo Carlos.
    Un abrazo

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    1. No le queda más solucion que marcharse. Se supone que si ambos aceptaron ese acercamiento sería porque estaban abiertos al diálogo. Pero finalmente no ha sido así. Conozco algún caso de hij@s de separados a los que les cuesta entender que su padre o madre tienen legítimo derecho a retomar la felicidad.
      Me alegra que te haya gustado. Un abrazo y gracias por tu visita.

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    1. Sin duda, lo mejor huir. A menudo cuesta que los hijos reconozcan que los padre/madre tienen derecho a una vida propia fuera de los estereotipos familiares, una vez consumada la separación. Conozco algún caso hiriente.
      Un abrazo Carlos y gracias por tu aportación.

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  6. Pues sí, te ponen hora de llegar, con quién vas, llevas las pastillas, seguro que no me mientes y vas con un tío… llaman a media noche a ver si vuelves ya. Un primor, que ganas de que se vayan de casa jajajaja

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