Decía llamarse Rufus Gomstone. Al menos, con ese nombre reservaba todos los domingos una mesa para dos, en un coqueto restaurante de las afueras de su ciudad. Pero siempre comía solo.
La primera vez que el camarero intentó retirar el cubierto sobrante, Rufus se enfadó mucho…
– He reservado una mesa para dos y será para dos, hasta que me marche.
Desde entonces, en el restaurante ya le conocen de sobra y puntualmente le esperan los domingos, con su mesa preparada para dos comensales.
La costumbre es que después de la comida, Rufus salga a la puerta del local y se siente, en silencio, con la mirada perdida y allí se mantenga una hora. Ya puede hacer frío o calor, lluvia o sol, Rufus siempre espera sentado allí.
Luego se levanta penosamente y se marcha.
Dicen que hace años cuando se dirigía en coche a ese mismo restaurante, tuvo un accidente en el que falleció su esposa. Tal vez eso explicaría su deseo de disponer siempre, de una mesa para dos comensales.
Aunque en realidad el protagonista de ese accidente fue un tal Rufino Gómez y el resto de la historia, incluído el cambio del nombre, no dejan de ser habladurías sin contrastar.
Y hoy, que es domingo, Rufus Gomstone o Rufino Gómez, tiene ya su mesa preparada.
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Gracias Javier, un abrazo.
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Que bonito y triste.
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Hay situaciones que pueden ser difíciles de asimilar.
Gracias por tu visita Silvia 😉 un abrazo.
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Ay, yo me lo creo y me da mucha pena…
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Estas cosas pasan y estas reacciones conmovedoras, también suceden.
Un abrazo Luna.
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A veces un gesto o un ritual nos hace sentir que no lo hemos perdido, que de alguna manera seguimos manteniéndolo a nuestro lado.
Hace dos años falleció un muy buen amigo mío. Después del funeral su hermana me dio una de esas tarjetitas que a veces se dan como recordatorio. La llevo siempre en la mochila (que uso a modo de bolso). Si la cambio, cambio la tarjetita. Ya ves, no me olvidaría de él si no la tuviera, pero hay algo que me impulsa a llevarla siempre conmigo.
Claro que como todo, en su justa medida, porque también hay quien puede aferrarse tanto a algo que le recuerda a alguien que puede impedirle seguir adelante con su vida.
Ya me he enrollado. Otro abrazo
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Así es, el ritual es bueno siempre que no impida normalizar poco a poco nuestra vida. Curioso lo que cuentas de la tarjetita de tu amigo, pero te comprendo perfectamente, hay detalles que nos hacen actuar así, a mí me ha pasado con cosas de mi padre, que también llevo como un pequeño tesoro aunque no las utilice. ¿Sabes una cosa? me encanta que te enrolles 😊 Otro abrazo Luna.
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Un hombre de costumbres 🖐️
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Sin la menor duda, costumbres probablemente dolorosas.
Un abrazo Jm
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En este caso por fidelidad y respeto. Saludos Carlos 🖐️
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Así es 🖐
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Totalmente inesperado, muy buen giro a final de trama
Travieso Rufus…
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Me alegra que te guste.
El final es como un giro que volverá de nuevo … el próximo domingo.
Un abrazo Ikral y gracias por tu visita.
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Me gusta esta historia aunque es triste. ¿Fue primero la historia y luego la foto o es al revés?
Un saludo
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Bienvenida al blog Ina. Depende de muchos factores incluso casuales, pero en este caso concreto, primero fue la foto y la historia salió después. Aunque el proceso de adaptación foto-texto, suele ser parejo. Un abrazo y gracias por comentar.
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Atrapado en la imágen de un Domingo, es un excelente relato. Un abrazo.
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Gracias Carlos, atrapado también en su propia emoción.
Un abrazo.
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Estoy leyendo un libro sobre las dificultades de asumir esas pérdidas y precisamente uno de los rituales es seguir manteniendo costumbres del pasado q te unían a esa persona… La dificultad de aferrarte al pasado para no querer ver lo que tienes delante. Muy triste y comprensible a la vez.
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Mantener esos rituales es probablemente una manera de superar la pérdida, pero también el ritual debe ir ajustándose a la nueva realidad, para que el sufrimiento vaya dejando espacio a la normalización imprescindible para salir del pozo. Un abrazo Mukali
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Doloroso aceptarlo, al igual que el recorrido por las fases del duelo. Y habrá quien se pierda en ese laberinto y no se recupere.
Excelente relato de una realidad triste.
Un abrazo, querido Carlos
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Como he comentado antes, hay fases de dolor que pueden ser ayudadas con el mantenimiento de ciertas rutinas, pero en algún punto hay que arrancar definitivamente para intentar ver lo que el dolor impide ver.
Un abrazo Úrsula
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Rufus es un romántico pero como tú has dicho, después de un tiempo, hay que despegar y seguir caminando.
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Así es o así debería ser. Aunque en el plano de las emociones no hay dos reacciones iguales. Rufus y tantos como él, tienen/tenemos el reto de pensar en el futuro con el recuerdo emocionado del pasado. Pero creo que decirlo es fácil y hacerlo no tanto.
Un abrazo Paloma.
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Pobre Rufus (o Rufino). Quizás algún día alguien vuelva a sentarse con él en esa mesa para dos. Un abrazo.
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Quizás asuma su realidad y cuanto antes lo haga mejor. Repetir rutinas ya no le vale. Evitará sufrimientos y podrá mirar al futuro.
Un abrazo Mayte.
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💖💖
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Gracias 👍
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Sabes terminar muy bien las historias.
Un saludo.
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Gracias Valverde, celebro que te haya gustado.
Un abrazo.
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Hola, Carlos.
He visto tu comentario, muchas gracias.
He borrado la entrada porque no terminaba de gustarme ( mi escrito, no tu comentario)
Abrazo
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Vaya 😳 … Gracias por avisar. A mí sí me había gustado. Abrazo
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Tengo un dedo de borrar un poco peligroso.
Gracias otra vez 🙂
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Hay recuerdos que el tiempo no borra…
Quizá las horas que pasa en el restaurante son las mejores para el , creo que ya no le hace sufrir los recuerdos del accidente, simplemente esta recordando como eran felices. Un abrazo. Siempre tus textos nos dejan margen para aportar nuestras versiones.
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Gracias por tus palabras. El recuerdo es importante, pero también lo es, pasar página, aunque duela. Creo que a Rufus o Rufino, aún le queda camino por hacer.
Un abrazo y gracias por tu visita.
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Me ha gustado mucho amigo, como siempre. Un abrazo
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Gracias por tus visitas José Carlos
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