
Corría el mes de enero.
La abuela no quería que los niños jugasen en el camino del río, pero a ellos les encantaba bajar, porque la nieve lo cubría todo y los árboles parecían figuras blancas fantasmales. De niño, no se aprecian los riesgos de algunas actividades.
Por fortuna el pueblo había recuperado la calma desde la llegada de los milicianos. Y aunque pasaban hambre, no faltaban el pan, ni la manteca, incluso a veces había queso.
En los albores de la primavera, la temperatura comenzó a subir poco a poco y una tarde las abuelas y las madres obligaron -para su disgusto- a los niños, a no volver a bajar al río. En verdad se pusieron muy serias, mucho. Hasta el punto de amenazarlos.
Pero los niños con su curiosidad innata eran incapaces de resistirse a ese “algo” que provocaba que las mujeres les impidieran el acceso al río. Por eso, Manolito, Rubén, El Pecas y Teresita, bajaron una tarde cuando ya anochecía.
Sin embargo, la visita duró poco. Jamás subieron a mayor velocidad el camino de regreso al pueblo.
La primavera estaba derritiendo la nieve y cerca del camino del río comenzaron a verse los cuerpos de los desgraciados que fueron fusilados al comienzo de diciembre.
Desgarrador relato. Y por desgracia, real como la vida misma. Un saludo, Carlos.
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Forma parte de la historia de nuestros mayores, en efecto desgarrador, como lo son este tipo de conflictos. Un abrazo Lucía
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A veces, la curiosidad, es la madre de la experiencia y es más efectiva que cualquier prohibición o reprimenda.
Saludos Carlos
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Sin la menor duda JM, sin curiosidad no se hubiera avanzado en muchos ámbitos. Me gusta que de este relato hagas hincapié en la parte más «suave» como es la inocencia de los niñ@s. Un abrazo.
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Yo creo que de niños hemos tenido algún susto que nos ha enseñado más que una reprimenda.
Saludos Carlos ✋
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Sin la menor duda, a veces hay que aprender de esa manera y no suele olvidarse. Otro abrazo.
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👍🙂✋
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Una amarga experiencia que, por desgracia, cada día esta de actualidad. Un abrazo.
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Así es Carlos. La actualidad manda, sobretodo porque tal vez hay heridas muy difíciles de cerrar.
Un abrazo.
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Vaya susto… de esas experiencias que no se olvidan en la vida.
Y encima se llevarían una colleja.
Un abrazo
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Son esas historias que nos han contado nuestros abuelos, efectivamente difíciles de olvidar.
Y con colleja y todo. Un abrazo Luna.
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Prohibir es incitar.
Me contaba mi abuela, que si algo aprendió en la guerra es que los que son de temer son los vivos, y no los muertos.
Pero mi madre era niña entonces, y ella no recuerda los muertos ni las bombas. Sólo el hambre y el pan negro como lija que les lanzaban desde los aviones.
Es bueno, de vez en cuando, hacer memoria.
Gracias por tu relato Carlos
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Muy cierto, toda prohibición lleva consigo la incitación en mayor o menor grado. Muy sabia tu abuela, lo que te contaba es una verdad como un templo, es una reflexión muy propia de los momentos dificiles que hubo de vivir. Pasar hambre queda en nuestra memoria. Mi abuela nunca tiraba el pan por muy duro que se pusiera. Gracias a tí Ecléctica por tu visita y un abrazo.
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Jolines, ¡qué historia!
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Tan real como la vida misma de aquella época.
Un abrazo Sadire
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En el contexto a la políltica de hoy en día…» El Valle de los Caídos» . Muy complicado es el asunto. Un abrazo.
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No es necesario el contexto político actual, sino más bien tener la suficiente sensibilidad antes las situaciones y circunstancias que vivieron varias generaciones. Desde luego muy complicado. Gracias por pasarte y un abrazo.
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Prohibir con verdades a medias, aunque con buena intención, provoca curiosidad, y esta que deseemos infringir las normas.
Un texto duro e intenso; precisamente porque la realidad siempre supera a la ficción.
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Así es y tanto más cuanto lo prohibimos a los niñ@s, siempre curiosos, siempre fantasiosos, aunque sea con intención de protegerles, pero la realidad sigue estando ahí, por muy dura que sea y por mucha protección que queramos ofrecer. Un abrazo Alicia y gracias por pasarte
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A ti, 🤗.
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Una situación muy dura, sin lugar a dudas, una realidad que cada día abunda más. Un abrazo
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Aquí en España sigue de actualidad con la ley de memoria histórica. Aunque creo que no debiera ser necesaria una ley para recordar lo acontecido que afectó a muchísimas familias. Gracias por tu visita Themis.
Un abrazo
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Hay muchos cuerpos que ni el deshielo, ni los años, ni la vergüenza de los que ostentan el poder (la poca vergüenza, quiero decir) han conseguido sacar a la luz…
Siento ser tan dramática, pero es un tema que me escuece mucho, un par de familiares lejanos siguen aún enterrados en alguna fosa común sin que nadie haga nada por remediarlo. Desde pequeña he oído hablar de ellos, pero entonces no entendía muy bien a qué se referían.
Un cuento triste y que llega al corazón.
Un abrazo, Carlos.
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Sin duda es la asignatura pendiente. Hay quiénes hablan de revanchismo, pero son unos ignorantes. Me apena cuando veo en televisión una mujer u hombre ya octogenarios con la ilusión de poder dar sepultura a su padre fallecido cuando ellos apenas eran unos niños. Y no haber sabido en toda su vida donde están los restos. Es muy duro de asimilar. Tal vez sea un cuento triste, pero forma parte de nuestra historia como pueblo.
Un abrazo fuerte Estrella.
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Una historia triste con un doloroso asidero en la realidad, Carlos. Vivido también en mi país durante 17 años de dictadura.
¡Un gran abrazo!
🤗🤗🤗😘😘😘
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Estas historias han sido reales en muchos lugares del planeta. Ojalá se pudieran extinguir. Pero no olvidar, la memoria histórica debe prevalecer tal vez para evitar cometer errores similares. Otro gran abrazo para tí Sara.
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Buenísimo el relato. Y tan real!!
Mi madre, que fue niña durante la guerra, me ha contado muchas historias parecidas ¡Hay tantas!
Te felicito por esta entrada
Besos
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Muchas gracias, celebro que te haya gustado. Contaba en otro comentario que esos años marcaron a las generaciones venideras. Mi abuela ya fallecida, jamás tiraba el pan por duro que se pusiera y hablaba de las penurias de la guerra. Mi padre que era un niño en esos años, tuvo una infancia difícil, como tal vez también tu madre. Como seguramente los niñ@s protagonistas de este relato. El entorno era muy complicado.
Un abrazo y buen finde.
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Qué relato tan bueno, Carlos. Por mucho que se escriba sobre esa maldita guerra, nunca sobran las palabras. Un abrazo.
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Gracias Mayte, estos hechos forman parte de nuestra herencia. Y la memoria histórica es fundamental para aclararlos y para evitar que nada parecido se pueda repetir. Un abrazo.
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Muy real este relato. Me encantó disfrutarlo. Besos a tu corazón.
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Gracias Maria del Mar. Me alegra verte de nuevo.
Un abrazo
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Comparto. Felicidades por relatar un hecho tan duro de forma tan clara, sin sesgos
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Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo.
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Terrible y bien contada historia desde el punto de vista de los niños 👏👏🙌
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Gracias Note, lo que vivieron los niñ@s es parte de lo que nos han contado nuestros padres y abuelos de esos años. Verlo con la mente de un niño es un aditivo esencial. Un abrazo.
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La niñez y la curiosidad van unidas de la mano. Excelente relato en un panorama para muchos de nuestros mayores conocido (por desgracia). Un abrazo
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Es una historia triste aunque real salvando algunas distancias o licencias. Recordarlo supone valorar el sufrimiento de nuestros mayores a los que se les robó la infancia.
Un abrazo.
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