Desde el barco, el mar presenta un precioso color azulado. Poco a poco avanzamos frente al suave bamboleo de las olas en este cálido verano.
Apenas hablamos aunque una botella de champan está bien fría esperando a ser descorchada siguiendo las instrucciones precisas. La costa se divisa a lo lejos, empequeñecida ante la majestuosidad del Mediterráneo.
Nos acercamos al punto elegido y nos detenemos, el barco se desliza en silencio, solo roto por alguna gaviota parlanchina. Somos seis personas. Nos damos la mano unos a otros formando un círculo. Durante unos minutos, el silencio nos invade. Unos recuerdan, otros rezan, alguna lágrima intenta invitarse a la ceremonia.
Después, procedemos a verter las cenizas sobre el mar. Parece increíble que todo se resuma así.
Pero no hemos terminado aún. Se descorcha el champán entre vítores al difunto. Suena su música favorita y decidimos bañarnos para compartir el último momento a su lado.
Sumergido en la oscuridad del mar, contengo la respiración todo lo que puedo. Necesito sentirme solo y pequeño ante esta inmensidad.
Y me doy cuenta de una cosa: bajo el mar no se puede llorar.
Muy bueno algún día haré una despedida así, pero que no sea yo el que esta en la urna. 😉
Pero déjame que te corrija, bajo el agua del mar, si se puede llorar, lo que no notas las lagrimas saladas que se derraman. 🙂
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Todo depende de lo que marque el guión por supuesto. Mejor no tener el protagonismo. Acepto tu corrección aunque sigo en mis trece jejeje, no es cuestión del sabor salado de las lágrimas, es simplemente que no se puede, créeme. Un abrazo Antonio.
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Ok. Daré por hecho que lo has intentado y no has podido.
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😉
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Qué preciosidad de palabras, imagen y momentos.
Me ha conmovido como si hubiera estado ahí, en ese grupo.
Un abrazo, Carlos
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Gracias Úrsula, eso es transmitir y si mis palabras lo han conseguido, me alegro de ello y de tu sensibilidad para captarlas. Un abrazo amiga.
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Gracias siempre a ti!
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Hace no mucho, reunidos en el tanatorio para despedir a un amigo músico, viví una experiencia parecida: uno de sus compañeros sacó la armónica y comenzó a entonar una de sus canciones preferidas. A poco se fueron sumando el resto de los músicos presentes en la sala. A pesar del dolor, la viuda no dejó de sonreír. porque cuando se produce ese tipo de comunión, más que una despedida parece un «hasta la vista, compañero». Un abrazo, Carlos.
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Es que en el fondo todo puede ser efímero y el hasta luego se mezcla con el hasta siempre. La temporalidad de las emociones no siempre es ajustada a la realidad. Me ha gustado tu anécdota. Un abrazo Carmen.
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¡Bravo!
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Gracias por tan contundente comentario.
Un abrazo.
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De nada: ¡se merecen!
Saludos
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👍👍
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Pues así me gustaría así, o al menos de una forma semejante. Mi madre falleció hace diez días y en misa se cantó con guitarras y a pesar del duelo, la ceremonia fue inolvidable.
Un abrazo.
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Vaya por delante mi abrazo especial por lo de tu madre. Esos detalles son los que hacen las ceremonias y los momentos inolvidables. La tristeza puede ser compatible con una forma de alegría muy sentida. Gracias por tus visitas y reitero mi abrazo.
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En su justa medida de conciso y claro. Ok 🙂
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Gracias. Las como son como son aunque a menudo interpretemos la realidad.
Un abrazo JM
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☺️👍
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Una buena despedida. Aunque no se puedan evitar las lágrimas. Excepto bajo el mar, claro (ha sido un cierre muy bueno).
Un abrazo
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Gracias Luna, el cierre del texto es tal cual. No solo por la dificultad física sino por la inmensidad de lo que nos rodea. Allí abajo todo es diferente y misterioso. Un abrazo.
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Muy buen relato y preciosa reflexión final: «bajo el mar no se puede llorar»
Conmovedor.
Una abraçada, Carlos.
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Gracias Lidia, hay experiencias que no se olvidan, igual que las personas a las que no olvidamos. Al final lo uno va con lo otro. Una abraçada.
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Estoy llorando. Precioso .
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Me alegra haber sido capaz de transmitir mi sentimiento.
Un fuerte abrazo.
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Y después se baja el telón, con el último acto la función acaba, mañana sólo será un recuerdo. Es muy hermoso. Un abrazo.
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El telón hemos de bajarlo siempre. Pero es obvio que de vez en cuando nos asomamos para recordar la función que por tantas causas, nos terminó marcando. Gracias por tus palabras. Un abrazo Carlos.
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No es que no puedas, es que ya no tienes ganas 😊😊😊
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Es una mezcla de ambas cosas, aunque más que no tener ganas, yo creo que hay lágrimas que simplemente no salen, se quedan dentro de nosotros. Va también con la forma de ser de cada uno. Un abrazo Margui.
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Yo me refería a que de verdad la tranquilidad supere la tristeza… ya estoy desvariando otra vez 😊
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No desvarías amiga, ahora te entiendo mejor. Con el tiempo la tranquilidad nos ayuda. Si no fuera así, estaríamos listos. Y el tiempo nos otorga esa tranquilidad. Otro abrazo.
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El tiempo o el relax, el descanso… según lo que haya pasado…
Un beso 💋💋💋💋
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😘
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Me encantó el final, si se puede pero no se ve.
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Gracias Belita. Como acabo de escribir en otro comentario, a veces las lágrimas simplemente no salen. Un abrazo.
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Precioso, Carlos. Sin duda un buen baño de despedida, me ha cautivado esa imagen
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Me alegra saber que el texto te ha «llegado» hasta sentirlo.
Un abrazote amiga.
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Te acompaño en el sentimiento amigo, realmente sabes transmitir esa comunión con lo profundo en el mar😙
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Gracias y pese a todo fue un momento de serenidad y recuerdo, incluso con una sonrisa.
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Que personas te respeten en muerte quiere decir que también lo han hecho en vida. Una poética forma de pasar a la siguiente página, o plano… (nunca se sabe).
Un beso.
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Intenso amigo. Me ha encantado. Y gran despedida. Un abrazo
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Ciertamente una espléndida despedida para recordar siempre. Un abrazo.
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Que bello, Carlos.
Me ha encantado el texto y que bonito poder tener una despedida así.
El cierre como dice Luna es magnifico. Además las lagrimas son saladas con lo cual pasan aún más desapercibidas si cabe.
Besos.
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Me alegro mucho de que os haya gustado, también se basa en un hecho real de un amigo mío y curiosamente no fue un momento triste sino de recuerdo y esperanza. Incluso con una sonrisa al escuchar su música. Lágrimas hubo claro. Ha habido comentarios acerca de si se puede llorar o no bajo el agua. Yo sinceramente no pude. Y me hubiera encantado.
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La verdad, Carlos, es que en la vida real se encuentran las mejores historias, las más conmovedoras e intensas.
yo creo que tampoco se puede, pero no estoy segura, nunca he deseado llorar en el agua… nadar siempre ha sido un momento muy agradable para mí y por ello, estoy segura, que desearía una despedida como la de tu amigo, en el mismo lugar, con poca gente y que no faltase musica. Que lindo.
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😊
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