Profundo

 

Desde el barco, el mar presenta un precioso color azulado. Poco a poco avanzamos frente al suave bamboleo de las olas en este cálido verano.

Apenas hablamos aunque una botella de champan está bien fría esperando a ser descorchada siguiendo las instrucciones precisas. La costa se divisa a lo lejos, empequeñecida ante la majestuosidad del Mediterráneo.

Nos acercamos al punto elegido y nos detenemos, el barco se desliza en silencio, solo roto por alguna gaviota parlanchina. Somos seis personas. Nos damos la mano unos a otros formando un círculo. Durante unos minutos, el silencio nos invade. Unos recuerdan, otros rezan, alguna lágrima intenta invitarse a la ceremonia.

Después, procedemos a verter las cenizas sobre el mar. Parece increíble que todo se resuma así.

Pero no hemos terminado aún. Se descorcha el champán entre vítores al difunto. Suena su música favorita y decidimos bañarnos para compartir el último momento a su lado.

Sumergido en la oscuridad del mar, contengo la respiración todo lo que puedo. Necesito sentirme solo y pequeño ante esta inmensidad.

Y me doy cuenta de una cosa: bajo el mar no se puede llorar.

Autor: Montalleri

Ahorremos explicaciones, nunca emociones

45 opiniones en “Profundo”

  1. Muy bueno algún día haré una despedida así, pero que no sea yo el que esta en la urna. 😉
    Pero déjame que te corrija, bajo el agua del mar, si se puede llorar, lo que no notas las lagrimas saladas que se derraman. 🙂

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    1. Todo depende de lo que marque el guión por supuesto. Mejor no tener el protagonismo. Acepto tu corrección aunque sigo en mis trece jejeje, no es cuestión del sabor salado de las lágrimas, es simplemente que no se puede, créeme. Un abrazo Antonio.

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  2. Hace no mucho, reunidos en el tanatorio para despedir a un amigo músico, viví una experiencia parecida: uno de sus compañeros sacó la armónica y comenzó a entonar una de sus canciones preferidas. A poco se fueron sumando el resto de los músicos presentes en la sala. A pesar del dolor, la viuda no dejó de sonreír. porque cuando se produce ese tipo de comunión, más que una despedida parece un «hasta la vista, compañero». Un abrazo, Carlos.

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  3. Pues así me gustaría así, o al menos de una forma semejante. Mi madre falleció hace diez días y en misa se cantó con guitarras y a pesar del duelo, la ceremonia fue inolvidable.
    Un abrazo.

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    1. Vaya por delante mi abrazo especial por lo de tu madre. Esos detalles son los que hacen las ceremonias y los momentos inolvidables. La tristeza puede ser compatible con una forma de alegría muy sentida. Gracias por tus visitas y reitero mi abrazo.

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  4. Que bello, Carlos.
    Me ha encantado el texto y que bonito poder tener una despedida así.
    El cierre como dice Luna es magnifico. Además las lagrimas son saladas con lo cual pasan aún más desapercibidas si cabe.

    Besos.

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    1. Me alegro mucho de que os haya gustado, también se basa en un hecho real de un amigo mío y curiosamente no fue un momento triste sino de recuerdo y esperanza. Incluso con una sonrisa al escuchar su música. Lágrimas hubo claro. Ha habido comentarios acerca de si se puede llorar o no bajo el agua. Yo sinceramente no pude. Y me hubiera encantado.

      1. La verdad, Carlos, es que en la vida real se encuentran las mejores historias, las más conmovedoras e intensas.
        yo creo que tampoco se puede, pero no estoy segura, nunca he deseado llorar en el agua… nadar siempre ha sido un momento muy agradable para mí y por ello, estoy segura, que desearía una despedida como la de tu amigo, en el mismo lugar, con poca gente y que no faltase musica. Que lindo.

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