Ahmed es enfermero en un hospital de una ciudad de provincias francesa. Hijo de emigrantes mauritanos, es el primer miembro de su familia que tiene estudios universitarios para satisfacción de su padre. Ahmed es reservado y observador, no tiene muchos amigos. Es un hombre sencillo y trabajador.
En el hospital le tienen por un «bicho raro» ya que no es muy sociable, pero valoran su efectividad profesional. Tímido e incluso retraído, Ahmed emplea las vacaciones, los días de permiso y los días por las guardias que hace, para juntarlos todos y marcharse a la República del Congo para trabajar como voluntario en un hospital situado en una zona de conflictos, donde la población sufre las luchas tribales por el poder. Allí, desde hace tres años, acude en su período vacacional sintiéndose apreciado y valorado entre el personal y los pacientes.
Una tarde en el Congo, Ahmed estaba de guardia cuando le trajeron un niño de seis años con un serio problema respiratorio. No era la primera vez que tenía que excederse en sus funciones, pero esa tarde no había médico y él estaba preparado de sobra para afrontar con garantías la situación.
Apenas llevaba unos minutos preparando al niño, cuando entraron en el hospital un grupo de mercenarios solicitando asistencia para uno de los señores de la guerra que había tenido un percance en una pierna y al que traían en volandas entre dos forzudos milicianos. Por si le quedaban dudas sobre sus intenciones, le pusieron un machete en la garganta, obligándole a dejarlo todo para atender de inmediato al jefe.
Ahmed reaccionó con serenidad y les dijo que era prioritario preparar al niño para una intervención a vida o muerte y que después atendería al jefe. Pero la reacción de los milicianos fue fulminante, le apretaron tanto el machete, que una gota de sangre se derramó por su cuello y además hicieron lo propio con la enfermera que le estaba ayudando mientras le decían a gritos, que primero tenía que curar al jefe y si no era así, arrasarían con el hospital de campaña matando a todo el mundo.
Sin embargo Ahmed no se amilanó y les repondió serenamente….
«Eso es una mala idea, si nos matas, nadie atenderá a tu jefe y como no hay médicos en un radio de sesenta kilómetros, y viendo la herida de su pierna que sin duda se va a infectar y a gangrenar, tu jefe morirá y será una agonía lenta y dolorosa y tú junto con tus compañeros seréis los responsable de la muerte de vuestro jefe y sobre vosotros y vuestras familias, caerá la cólera de nuestro Dios y lo que es peor, los machetes de vuestros compañeros ante los cuales seréis los asesinos del jefe y señor de la guerra».
El miliciano miró al jefe y este asintió. Ahmed pudo operar y salvar la vida al niño, nadie resultó herido y después de su intervención, procedió a limpiar la fea herida en la pierna del jefe.
Diez días después de este suceso, Ahmed regresó a su ciudad, para continuar con su anodina vida. Volvería a Congo el próximo año.
Qué buen relato, Carlos! Mucho para pensar… Gracias!
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El domingo es un buen día para recapacitar. Gracias por tu compañía.
Un abrazo.
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Bonito relato con final feliz. Ojalá fuera así siempre…
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Gracias bosque baobab, a veces existen los finales felices, ojalá fuera siempre así, viviríamos en un mundo diferente.
Un abrazo.
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Ojala no nos resultara tan familiar la violencia y tan extraodinaria la valentía y generosidad de Ahmed.
Bonita historia. Lindo.
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Las noticias suelen resaltar lo negativo como habitual y lo positivo como excepcional, pero la realidad presenta muchas caras. Yo creo que Ahmed´s hay más de lo que nos pensamos. Historias íntimas que no salen a la luz.
Gracias Ecléctica, un abrazo y buen domingo.
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Precioso relato, Carlos, estoy segura que hay mucha gente como él que anteponen el sevicio a los demás antes que su comodidad. En este caso, fue valiente, inteligente e ingenioso y le salió bien.
Un abrazo.
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Así es Estrella, hay historias ocultas de personas valientes, que simplemente fueron coherentes con su forma de ver la vida. No requieren aplausos, sino tan solo saber que lo hicieron bien. Un abrazo.
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¡Qué linda y aleccionadora historia has creado, Carlos! Reaccionar de esa forma en un momento de tanto peligro, ¡genial!
¡Un abrazo grande!
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De alguna manera todos llevamos dos vidas, a veces solo en los momentos de gran exigencia sacamos lo mejor de nosotros, como le pasó al protagonista. Un abrazo Sara y feliz domingo.
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Me encantó, Carlos. Hay muchos mensajes detrás de tu relato. Ojalá hubiese más Ahmed en el mundo. Un abrazo
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Gracias Mayte, me encanta que veas los mensajes que se desprenden del texto, no solo lo más aparente. Ahmed no deja de ser un hombre normal, que hizo algo excepcional. Estoy seguro que hay muchos como él, cuyas historias sin embargo, quedan envueltas en si mismas y eso nos impide conocerlas.
Un abrazo y feliz domingo.
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Estupenda historia, con doble fondo. Me encanta Carlos. Como siempre felicidades. Un abrazo. Javi
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Gracias Javier, creo que esta historia tiene, como apuntas, doble fondo e incluso yo diría que triple según como se lea. Tal vez hablamos de esos «heróes» desconocidos que aportan su granito de arena para un mundo más justo.
Un abrazo.
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Muy buen relato, me ha atrapado desde la primera palabra. Enhorabuena, Carlos! Abraçada
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Pues me alegra, porque atraparte a tí desde la primera palabra es un lujazo.
Gracias Lidia, abracada y feliz domingo.
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Exageras, pero te diré que disfrutes de eso porque es así, me atrapaste con tu narración
Feliz domingo para ti también, Carlos! 🙂
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☺️😁😉
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Sabes Carlos? Algo me dice que esta historia es más real de lo que parece, sino en su contenido, si en su contexto, no por ello deja de ser una gran historia. 😉
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Así es Antonio, el contexto puede producirse en cualquier lugar y momento, solo ante la adversidad somos capaces de sacar lo mejor de nosotros y a menudo hasta sorprendernos.
Un abrazo y buen domingo.
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Igualmente Carlos, que disfrutes del día.
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Creo ciegamente que hay muchos Ahmed, aunque sus historias no nos lleguen, porque si no, ya no quedaría esperanza.
En cuanto al relato: Engancha.
Felicidades, Carlos!!!
…y besacos😉
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Pese a todo aún queda esperanza en el ser humano, mientras haya ejemplos como este, gracias Sadire, un abrazo.
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Bonito relato, cuyo protagonista es digno de admirar. Suerte tenemos de estos valientes.
Y ojalá las discusiones siempre se pudieran mediar con palabras, ¡nos ahorraríamos varios problemas!
¡Saludos Carlos!
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En este caso, la palabra ganó a la amenaza, aunque me temo que no siempre es así. Un abrazo SrShan.
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Me parece un homenaje estupendo para aquellos que comparten sus conocimientos con tanta generosidad y que a menudo son víctimas de la crueldad de los señores de la guerra. Un abrazo.
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Ciertamente. Son héroes anónimos, que como tal no buscan el aplauso. Digno de elogio en un mundo lleno de vanidades innecesarias. Un abrazo Carlos.
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Genial Carlos, genial. Un gran relato que te engancha. Un abrazo
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Gracias de nuevo por tu efusividad. Es un relato bastante redondo, en el que se destaca como el ser humano saca lo mejor de sí, en las situaciones en las que es muy exigido, como el bueno de Ahmed, que literalmente se la jugó con valentía y decisión. Un abrazo.
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Sí, sí, te mantiene atento… Bien resuelto. Un abrazo
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Me alegro que te haya gustado y bienvenido al blog.
Un abrazo.
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Mira mi último artículo ☺
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Me asusta que la maldad hace que la mayoría de las veces….el arrojo de él no salga bien. Un horror habría sido el final normal hoy en día que todo asusta. Pero por esta noche….final feliz. GRACIAS
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Por una vez el valor fue correspondido con la suerte. Un gesto enorme de un hombre pequeño en su entorno cotidiano pero inmenso de corazón. Gracias a tí por comentar. Un abrazo Winnie.
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Carlos,
he descubierto hoy tu blog y he entrado en la primera entrada que he pillado para decirte que me había gustado muchísimo tu presentación, pero al leer el relato te digo que lo que me ha conquistado ha sido este.
Amenazo con seguir leyéndote.
Enhorabuena!
Me gustaría invitarte a que pasaras por El zoco del escriba para tomar un té juntos y hablar de lo que prefieras.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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Muchas gracias Alberto y se bienvenido al blog. Celebro que te haya gustado la historia de Ahmed. Pasaré por tu blog sin duda. Un abrazo.
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Menudo laberinto! Y qué bien agarrado el hilo del desenlace.👌
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Te sorprendería saber que la historia tiene aspectos reales. Gracias. Abrazos.
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