En la entrada anterior a esta, os hablé sobre las sensaciones de complicidad que me produce un gato negro con el que me cruzo con frecuencia y que me mira fijamente y se estira coincidiendo exactamente con mi bostezo. Es tan curioso como inquietante.
Por eso algun@s de vosotr@s, como Mayte, Sadire o Carlos, habéis insinuado que podría ser mi alter ego.
Con esos pensamientos y antecedentes me da un poco de miedo contaros mi gran secreto, aquello que me sucede en las noches de luna llena, cuando mis mandíbulas crecen junto con unos colmillos enormes que se afilan solos y mi cuerpo se llena de pelo a la par que se ensancha musculosamente…porque eso es lo que realmente me sucede…
Eso explica que, si habéis observado, jamás publico entradas en las noches de luna llena… porque suelo estar muy ocupado.
Oh, oh. ¿Eres tú el que entró por la terraza en mi relato? Y el gato es tu gancho, todo cuadra.
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Vale sí, fuí yo, pero intenté no hacer ruido.
Y esto que quede entre nosotros que aún me queda algo de reputación😉😁
Un abrazo.
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Yo no digo nada pero si alguna noche de luna llena me dejo la terraza abierta… ¡recuerda que somos amigos! Un beso.
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Tu nombre empieza por Luna, así que no tienes que preocuparte 😉
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Ahora comprendo porqué te fuiste sin pagar la otra noche😎
Y yo que creía que nos conocíamos bien.
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No me negarás Sabius que como excusa para irse sin pagar es cojonxxx😝
Un abrazo amigo.
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Creo que puedes aprovechar esa cualidad para obtener un suplemento económico. Un ejemplo veraz lo puedes encontrar en la biografía de Romasanta, o lobisome sacahuntos, famoso paisano que traficaba con telas el la comarca y manteca humana para elaborar cremas hidratantes de Portugal. Hoy mejor saludo sin abrazo.
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Carlos, me descubro, eres un pozo de sabiduría. Acabo de consultar la historia de Romasanta y sinceramente es espeluznante. Yo si te envío un abrazo, porque hoy … no hay luna llena y por tanto, no muerdo😜😝
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¡Si supieras el miedo que he pasado de pequeño con esa historia!
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No me extraña, apenas he leído un poco de lo mucho que he encontrado en internet sobre él y ¡vaya elemento peligroso! Ufffff…
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Jajaja… ¡Me encanta! Estaré atenta, a ver si es cierto que no escribes entradas las noches de luna llena. ¿Pero comentarios en otros blogs sí que puedes?
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Tú fíjate y verás que es cierto, nunca escribo con luna llena.
En cuanto a si puedo dejar comentarios en otros blogs, ahí me has pillado, tendré que consultar el «Manual del Buen Licántropo» a ver que dice. Un abrazo 😝😉(que hoy no muerdo)
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Me acabas de incitar a asomarme por la ventana para ver qué luna teníamos hoy…😂😂
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¿De verdad te has asomado a la ventana?😁
Pues si no está nublado, habrás visto que estamos en luna creciente, por eso estoy escribiendo.
Abrazo Sadire y claro…besacos😉
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¿Lo dudabas? Claro que sí jaajjj, y se ven estrellitas y todo😉
Besacos!
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Caramba que capacidad de convicción tengo 😉😁☺️
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Esa naturaleza que acabas de confesar debe reportarte historias y relatos muy interesantes. Espero que nos cuentes como te va en la próxima luna llena.
Un abrazo
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Os lo contaré Paloma, siempre y cuando me acuerde de lo sucedido.
Los licántropos también nos tomamos unas copitas y claro…
Un abrazo😊
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Por acá serías el séptimo hijo varón… Por allá tienen la misma costumbre?
Me has hecho reír con ganas, Carlos!!!
Abrazo, apretón de manos, y beso en ambas mejillas como acostumbran ustedes! 😂😂😂
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Hola Claudia, pues no conozco esa costumbre del séptimo hijo varón. Que interesante. Indagaré un poco al respecto. Celebro arrancarte una sonrisa.
Y gracias por tu efusividad, ahora que algunos me niegan el abrazo por si les muerdo jajajaja
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¡Ja,ja,ja! ¡No me esperaba ni imaginaba esta confesión, Carlos! ¡Y todo comenzó a causa del gato negro!
A cuidarse todos aquellos enamorados de la luna llena. Te has vuelto peligroso; pero ya estamos avisados.
¡Un abrazo!
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Fíjate lo que da de sí la historia del gato negro que me hizo sincerarme con vosotros.
De todas formas no te preocupes, a mí de siempre me ha encantado la luna llena y dudo que vaya a morder a los enamorados a los que ilumina con su luz nocturna.
Un abrazo Sara
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¡Pobre de mí! ¡ilusa! Creía que ese gato salia a tu encuentro para absorber tu mala energía… Agotará sus siete vidas y los colmillos en luna llena continuarán apareciendo…
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Nobody is perfect 😉
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😅😅😅 Esto… Un placer, Carlos! Siempre es agradable conocer gente diferente y tal… Jajajaja Espero que las noches de luna llena no salgas de la sierra 😉 Buenos días! Una abraçada
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Es lo que tiene sincerarse Lidia que ahora vais a pensar que os perseguiré las noches de luna llena.
Tampoco tienes que preocuparte, porque vivimos lejos aunque en cuanto se perfeccione lo de teletransporte puede pasar de todo 😳😉
Una abracada
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Me está entrando el miedo!! jajajajaja
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😳 😁 😉
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jajaja…
Me ha encantado, Carlos, lo bien que has enlazado una historia con la otra, el desarrollo del relato, el sorprendente final, tanto que al final me he ido a leer también el «Cruce de miradas».
Dos relatos geniales.
Un saludo.
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Gracias mialmarural, me alegra que hayas leído los dos relatos vinculados de alguna manera un tanto intrigante. Y que te haya gustado el final. Gracias por tus visitas.
Un abrazo
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Hola Carlos,
ji.ji.ji.ji, vaya tela!, me ha encantado!, siempre es un placer reir 🙂
Objetivo conseguido!, gracias.
Buen Martes!
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Hola Natalia, si he conseguido arrancarte una sonrisa mucho mejor. Te confieso que a pesar de lo misterioso del asunto, yo de lobo no tengo nada jajaja… al menos de momento 😜
Un abrazo
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jajaja. ¡Qué bueno! Y yo que lo sabía. Un abrazo campeón
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jajaja tú si que sabes José Carlos, me alegra mucho que te haya gustado y ojito con la luna llena…
Un abrazo amigo.
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JajJaja, tienes que estar muy guapo de hombre lobo, Carlos. Besos a tu alma.
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yo creo que no, jajajaja
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Me encantan tus relatos breves. Siempre dejan espacio para abrir nuevas interpretaciones.
Un beso.
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Gracias Lu, en este caso también hay nuevas interpretaciones aunque me temo que un poco especiales.
Encantado de recibirte en mi/vuestro blog. Un abrazo.
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Así es, carlos. Un gusto leerte.
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Y para la risa. También. Ja.
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Gracias. Bienvenid@ al blog.
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