«Ya voy….» gritó para sí mismo, pero cuando llegó dificultosamente al teléfono, la llamada ya se había cortado. Era tan extraño que recibiera llamadas, que miró con ilusión el número por si era su hijo. Pero no fue así. Era un número largo, seguramente publicidad.
Con desilusión volvió despacito a su cuarto a seguir trabajando sobre la maqueta de un barco que comenzó hace años. Era para su nieto Andresito de trece años. Bueno no… de trece no, ya debía tener por lo menos dieciocho. Hacía cinco años que no le veía.
Suspiró profundamente. A su edad ya ni siquiera le salían las lágrimas.
foto: https://pixabay.com/es/
Una maravilla! Cómo plasmar en tan pocas palabras, tantas emociones y sentimientos, Gracias, Carlos!!!
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Esa era la intención. A veces cada frase encierra una mini historia en si misma. Lo que sabemos y lo que intuimos. Un abrazo Claudia.
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Y al pasar el tiempo, uno lo vive de diferente manera… cuando se es hijo, cuando se es padre… Ha sido un relato que además de generar emociones nos hace pensar cómo somos con los que nos rodean, qué esperamos del otro, que esperan los otros de uno… En fin, gracias!
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Lo tuyo es impresionante, Carlos. Que mezcla de ternura, melancolía, sorpresa, tristeza en tan pocas palabras. Precioso
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Gracias Marina, al final me sacaréis los colores. En ocasiones sucede que en apenas cinco minutos pasamos por distintos momentos de ánimo. El uno te lleva al otro. Las emociones surgen tal cual. Un abrazo.
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Ya veo ya. Que manejo excepcional de ellas! Un abrazo!
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Pues gracias sinceras de nuevo y otro abrazo de propina jajaja
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Jajajajja venga, me lo quedo😘
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Me encanta como eres capaz de resumir en tan poco espacio esa cantidad de emociones. Besacos!
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Y a mi me encanta que te guste. Si las emociones son claras, salen solas para lo bueno o lo menos bueno. Un abrazo ahhhhh y un besaco
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Mi padre se pasó años prometiendo hacerme una casa de muñecas. Al final se la construyó a mi hija, su nieta… Esas cosas que pasan.
El tiempo que nunca para.
Un beso
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Pero la hizo y bien contenta que se pondría tu hija. Estoy seguro de que se lo reconocisteis con todo vuestro cariño. Eso es esencial. Un abrazo
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Hasta las sillitas hizo a mano Jajajaha
Si hombre estuvo bien
Un beso
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Cuatro pinceladas maestras y cada uno de nosotros, los lectores, vemos ya el cuadro completo. Cada uno lo completaremos con detalles diferentes, pero tú ya has cumplido: has puesto los mimbres para llevarnos hacia adelante. Gracias.
Un abrazo, Carlos
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Muchas gracias Xibeliuss. Me gusta mucho como lo has definido, como si fueran pinceladas para un cuadro que cada lector terminará con sus propias vivencias. Porque en esencia ese es el objetivo. Gracias a ti por tus visitas. Un abrazo.
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Que gran descripción de una situación que cada día se repite. Los padres lo damos todo sin esperar nada a cambio. Ni siquiera una llamada de teléfono. Un abrazo
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Es una pena pero este texto siendo ficticio en cuanto al contenido, es totalmente cierto y real, en cuanto al desarrollo de la historia. Que frase más emotiva has escrito, es cierto que los padres/madres lo damos todo. Siempre ha sido así y siempre será. Un abrazo Carlos.
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Oh, que triste. Puedo imaginarme al hombre y transmite una soledad apabullante. Muy bueno, Carlos. Un abrazo.
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Si Luna, seguramente es triste pero también se ve un halo de esperanza y luego una decepción….. en fin una mezcla de sensaciones agridulces que forman parte de nuestra cotidianidad. Un abrazo.
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Muchas sensaciones y muy bien transmitidas en muy pocas palabras. Enhorabuena.
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Qué penita… Y cuánto realismo hay en esa escena tan triste. Un abrazo, Carlos
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Ciertamente triste. No todo es color rosa y menos para la gente mayor a menudo olvidada por aquellos por quiénes más han luchado. Es como una injusticia vital que sin embargo podría superarse simplemente con dosis de cariño y respeto. Un abrazo Mayte.
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Ay, tu relato me ha entristecido mucho 😢 Bonito y descorazonador. Un abrazo, Carlos! Y buenas noches!
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Vamos Lidia arriba ese ánimo … yo me imagino al abuelito trabajando con sus dedos superando la artrosis solo por el barco de su nieto. Al menos mantiene esa ilusión que es triste a la vez. Parece una contradicción pero yo creo que no lo es. Un abrazo.
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Imagino su mimo al ir montando el barco, sus manos temblorosas y su impaciencia cuando no acierta a encajar alguna pieza… pero no abandona, es el nexo que le une a los suyos y aún mantiene la esperanza de que un día suene el timbre y pueda darles todos esos abrazos que ha estado guardando durante años.
Carlos, un relato triste, tierno también, descorazonador, ¿Qué será de nosotros cuando pasemos de padres a viejos?
Un abrazo
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Estrella, míralo de manera positiva, ese abuelo tiene la ilusión de hacer un barco para un nieto que es cierto que tal vez no lo vea, pero es esa ilusión la que le da fuerzas para seguir. Hay bastantes comentarios en los que me habláis de pena y ciertamente es una historia algo triste pero también es un punto para reflexionar sobre nuestros mayores y el trato que les dispensamos. Y se entremezclan pena e ilusión. Un abrazo.
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Totalmente conmovedor, transmite mucha ternura y tristeza. Besos a tu alma.
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Gracias María del Mar, y también transmite (o eso creo) la ilusión de ese abuelillo, todo depende de como se entiendan estas pinceladas como alguien comentó ayer. Y ternura, mucha ternura. Un abrazo a tu alma.
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Sobre los sentimientos del hombre que construye un barco: «no se puede luchar contra esa esperanza»
Sobre tu estilo: » sugerente»
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Quizás esa esperanza es la que en el fondo le está sosteniendo frente a su soledad. Y esa insistencia en terminar el barco es como su combustible vital para superar los desencantos. Gracias por comentar. Un abrazo.
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Carlos, dibujas las palabras y compones un cuadro precioso. Fellicidades por esa ternura. Un saludo
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Gracias Javier, hermosas palabras que te agradezco. También vosotros dibujáis con vuestras apreciaciones, algunas tristes, otras ilusionantes. La vida en definitiva. Incluso cuando se está tan solo como el abuelo del relato. Un abrazo amigo.
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Ya ni lágrimas le quedan…sólo la ilusión de terminar la maqueta sin ninguna urgencia. El ancla de su existencia.
¡Muy bueno, Carlos!
¡Un abrazo!
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Exacto, el ancla de su existencia. Me gusta. Creo que debemos cuidar más y mejor a esos mayores que tanto dieron por nosotros. Y no olvidarlos nunca, porque una visita o una sencilla llamada son su combustible para el día a día. Gracias Sara y un abrazo.
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Triste, muy triste. Pero muy real.
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Completamente cierto. Es lo que hay. Pero podemos cambiarlo con cariño y respeto.
Un abrazo.
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