Era la primera vez que tenía una cita a ciegas y me hacía ilusión. Me arreglé y me perfumé. Llegué al restaurante casi una hora antes, presa de mil nervios. ¿Cómo sería? ¿A qué se dedicaría? Y lo más importante ¿Nos gustaríamos?
A la hora exacta entré en el restaurante y como no teníamos experiencia en citas a ciegas, habíamos decidido previamente hacer la reserva a un nombre pactado entre ambos. Él ya me estaba esperando, elegante, educado, un caballero. Nos reímos nerviosamente pero la primera impresión había sido excelente.
Nos sirvieron un delicioso aperitivo y al instante, leimos con atención la carta. Por fortuna, el restaurante elegido es de los pocos que tienen carta y menús en Braille.
PD: según indica la Comisión Braille Española, aunque se va extendiendo la incorporación de cartas de restaurantes traducidas al Braille, el porcentaje de restaurantes con cartas y menús en este sistema de lectura táctil, sigue siendo muy pequeño. Más info en Once Protección internacional para el braille
Como me has engañado! 😀Primero he pensado, mira «otra cita a ciegas con otro móvil, quizás?!» Y resulta que la voz que hablaba era femenina… Y nada, que no me esperaba lo del braille!
Bien hecho, Carlos! Me ha gustado mucho! Una abraçada 😊
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Entonces Lidia bienvenida al engaño, además yo ya tuve bastante con aquella cita casi a ciegas jajaja. Me alegra que te haya sorprendido, eso es lo mejor. Un abrazo
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Excelente microrrelato. Me encanta el giro final que obliga a reinterpetrar lo leído.
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Muy amable Borja. Por lo que leo en tu blog, creo que ambos compartimos el encanto por los microrrelatos marcados por ciertos giros que le dan dinamismo. Un abrazo.
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No imaginaba que iba a terminar así, una sorpresa y una verdadera cita a ciegas. Me ha gustado mucho y muy interesante el enlace. Un abrazo.
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En este caso es casi literal lo de la cita a ciegas. Gracias por tus palabras. Me gusta que hayas entrado en el enlace, tenemos que ponernos siempre en la piel de los demás para comprenderlos mejor. Un abrazo Sabius.
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estas normas deberían aplicarse a todos los negocios, para facilitarles un poco las cosas a las personas no videntes
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Así debería ser pero cuesta mucho la adaptación aunque se va consiguiendo. El texto intenta aportar un granito de arena con una historia, que celebro te haya gustado. Un abrazo.
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Esta cita a ciegas me ha encantado.
Ojalá que los empresas se pongan rápido las pilas y derriben las barreras que a día de hoy aún existen.
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Gracias Xeila por comentar, es cuestión de priorizar y estoy seguro que poco a poco irán cayendo las barreras hacia un mundo más solidario entre todos. Un abrazo.
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¡Muy bueno, Carlos! Un giro de tuerca sutil y espectacular a la vez
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Gracias xibeliuss por tus palabras. El giro es la esencia del desenlace. Un abrazo
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Muchas gracias Carlos, es un relato muy acertado. Un abrazo.
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Gracias a ti Carlos por tus comentarios, me alegra tu percepción del “acierto” del relato. Un abrazo
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Me encanta.
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Y a mi me encanta que te encante jajaja un abrazo
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😀 Un abrazo, Carlos
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Me ha encantado, felicidades. Un abrazo
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Muchas gracias José Carlos, un placer recibirte de nuevo. Un abrazo.
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Como siempre, enhorabuena.
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Y como siempre muchas gracias también a ti por tus visitas y comentarios. Un abrazo
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Vaya, un inesperado final. Muy bueno tu corto relato.
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Gracias, pues si, inesperado aunque no para los protagonistas, la vida da muchas vueltas, como los microrrelatos y eso siempre me ha gustado. Un abrazo.
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lindo relato, gran final 😀
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Lindas palabras las tuyas 😉 gracias x pasarte.
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Me ha sorprendido. Muy chulo!
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Me alegra tu comentario y tu sorpresa. Un abrazo.
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¡Qué buenísima sorpresa traía el final, Carlos! Me ha encantado tanto por el tema, el desenlace y lo breve. ¡Todo bueno! Es un placer leer tus relatos.
Un gran abrazo, Carlos!
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Te agradezco mucho tu comentario que reúne lo imprescindible para el desarrollo de un microrrelato.
Un abrazo bien grande también.
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Pillada, je je, muy bueno. Tenemos muy presente la adaptación en otros sentidos, por ejemplo para personas en silla de ruedas, pero facilitar documentos en braille para invidentes no tanto, los números del ascensor y listo. Viene muy bien un toque de atención.
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Hola Luna, este micro surgió de una experiencia que me contaron. Tienes razón hay una cierta adaptación para unas situaciones, pero algo tan sencillo como una carta para invidentes es algo rarísimo en los restaurantes. Y que mejor forma de contarlo que con una cita a ciegas literal. Bienvenida al blog y un abrazo.
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