1996 – Al dar las calificaciones del curso, don Raúl dijo en voz alta, «vaya, vaya , Peláez, es usted la oveja negra de la familia, con lo brillantes que han sido sus hermanos». «No Peláez, no, ese no es el camino, a este paso no podrá usted estudiar jamás, no tiene capacidad ni interés, no llegará usted a nada en su vida, que disgusto para sus padres».
2016 – Veinte años después, una tarde de junio, Peláez entró en el hotel en el que se celebraba una reunión de antiguos alumnos. Saludó y habló animadamente con sus excompañeros.
En un momento del acto, se acercó a la mesa de los profesores y encontró a don Raúl que ya estaba jubilado. Quería decirle que se había equivocado en sus predicciones, que había estudiado una carrera y que trabajaba en una conocida multinacional. No le movía el rencor, en absoluto, pero si una cierta necesidad de hacer valer su autoestima ante don Raúl.
Nada más verle, le dijo “soy Peláez, el pequeño”. Don Raúl apenas dudó unos segundos y le respondió “Ahhh claro Peláez… me acuerdo de tus hermanos, que grandes estudiantes, que dominio de la materia, que capacidad de estudio… y me acuerdo de ti, muy poco aplicado, incluso torpe, retraído, carente de voluntad…y dime Peláez, ¿has hecho algo de provecho en tu vida?»
Su cara se mudó ante esos comentarios y le respondió sereno y con una media sonrisa “pues no mucho don Raúl, estoy de permiso carcelario, es mi primera salida desde que asesiné a un par de vecinos, pero como estaba completamente drogado, el juez me impuso solo quince años de condena. Le confesaré que lo de la droga fue solo una treta, porque me metí cocaína después de cargarme a mis vecinos, para que fuera atenuante, eso lo aprendí en el psiquiátrico en el que estuve cinco años por intentar descuartizar a mi casero y como me he enterado de esta reunión, he venido a husmear en busca de nuevas opciones, de hecho me encantaría tomar una copa en privado con usted”.
Peláez le sonrió sarcásticamente y se dió la vuelta. Don Raúl le miró perplejo mientras palidecía. Al poco rato abandonó precipitadamente la reunión.
Jajaja Qué bueno! Qué se trague sus predicciones Don Raúl!! Cuánto daño hacen algunos profesores menguando la autoestima de sus alumnos menos brillantes. Me he sentido identificada, ya que a mí me dijeron que no tenía capacidad aunque me esforzaba mucho. Y mira… A más de uno le hubiera callado la boca!! Un saludo, Carlos!
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Creo Lidia, que en mayor o menor medida muchos de nosotros hemos conocido algo parecido, salvando las distancias. Yo tuve excelentes profesores y excelentes excepciones también. Precisamente los alumnos menos brillantes son los que requieren más dedicación y mano izquierda, tirarles la autoestima por la borda no aporta nada. Un abrazo y buen finde
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Raúl vivirá el resto de sus días aterrorizado, creo que es un precio justo.
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Si hubiera una segunda parte del post imagino que el profesor no se daría cuenta nunca de la capacidad creativa de su exalumno, y por tanto no es descartable que lo pasara…»un poco/bastante mal» . A veces para darnos cuenta de las cosas debemos tener voluntad de entenderlas, es obvio que no es el caso de don Raúl con empatía cero. Un abrazo Paula y buen finde.
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Jajajjajajajja, buenos reflejos los de Peláez quizá es creativo en una agencia de publicidad o periodista o escritor o inventor… eso seguro porque en pocos segundos ha inventado una historia terroríficamente creíble para una persona cargada de prejuicios. Felicidades por tu creatividad Carlos. Feliz fin de semana.
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Marina, para creatividad la de Peláez jajaja, de hecho no vas desencaminada porque si bien esta historia no es del todo real tampoco es del todo ficticia. Volvemos al tema de los prejuicios que tanto daño hacen a la sociedad y a tantos niveles porque están en todas las profesiones y ámbitos. Ahora bien, en mi opinión, no es lo mismo enfocarlos desde la madurez que desde la adolescencia, en ese caso pueden hacer mucho daño. Un abrazo y buen finde.
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Jajajajaja voy a ser mala… Peláez ha enfocado su respuesta desde la adolescencia madura o desde la madurez con picardía adolescente 😉 Tanto es así que ha dejado fuera de juego y acogotado al profesor. 😊
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Aparte de la creatividad improvisatoria y sarcástica de Peláez, lo que más me gusta de la historia es que no pretende vengarse de don Raúl, sino tan solo decirle que se había equivocado cuando le juzgó años atrás, pero hay personas que no miran más allá de su nariz cargada de mocos y de prejuicios. Un abrazo Carlos
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Hola Sabius, lo que dices es un punto muy importante, la reacción espontánea del exalumno no es premeditada. Quizás ahora de adulto tiene unas capacidades mayores que de adolescente. De nuevo sale la palabra prejuicio, por desgracia, tan de moda siempre como he escrito en mi anterior comentario. Pero de narices y mocos.. tu eres el primero en mencionarlo jajaja. Un abrazo
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Qué bueno!
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Hola Ana, me alegro que te gustara el desenlace. Viva la imaginación del protagonista. Se lo merecía. Un abrazo
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Muy bueno, Carlos!!!. Le estuvo muy bien empleado a Don Raul. Hay gente que en vez de tanto juzgar deberían meterse a adivinos de pacotilla, ya que saben tanto y van por delante de todos…que menos!!!….asi al menos, cobrarían.
Besos
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El gran defecto de nuestra sociedad es que a menudo se juzga sin mayores argumentos de ningún tipo y eso es siempre peligroso y muy dañino. Cuando además, el juicio se hace a un adolescente la consecuencias se pueden complicar bastante. Me alegra que te gustara el relato. Un abrazo
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Y es que querer es poder. Nadie puede asegurar lo que pasará con otra persona que SIEMPRE podrá sorprender. Un fuerte abrazo
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En efecto, siempre nos puede sorprender como sorprendido debió quedarse don Raúl ante la respuesta de Peláez sobre su vida. No juzguemos y no seremos juzgados. Pero mucho me temo que así no funciona nuestra sociedad. Un abrazo.
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Te quedó magnífico Carlos. Es cierto que a cualquiera nos cuelgan una etiqueta y parece que hemos de llevarla pegada a la espalda como un monigote de los inocentes. Lo peor llega cuando te das cuenta de que lo mejor es escapar de aquella juventud y nacer de nuevo. Creo que el mejor premio, para cuando se superan las inexpectativas ajenas, es el olvido. Un abrazo.
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Gracias Carlos por tus palabras. Etiquetas, prejuicios parece que todo vale. Mi protagonista tenía una espina clavada de su adolescencia y es obvio que no quería putear premeditadamente a su exprofesor, pero circunstancias obligan y le salió así de sarcástico, mitad venganza, mitad humor. No obstante coincido contigo en que en estos casos el olvido es, en efecto, el mejor premio. Un abrazo.
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Muy buena historia y una reacción rápida y espontánea para poner en su sitio al profesor, al que ni el paso de los años ha suavizado un poco.
Con un niño o un adolescente no se puede actuar de esa manera, lo primero porque le puede convencer de su poca valía y lo segundo porque, como en este caso, el tiempo y en muchos casos el afán de superación, aunque cueste, han hecho del protagonista una persona bien preparada y que se ha labrado un buen futuro.
Imagino que, ahora, don Raúl irá, siempre, mirando a todos los lados por si se encuentra con Peláez…
Un abrazo.
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En efecto Estrella, hay que ser prudente con los alumnos menos aventajados y ayudarles a recuperar su autoestima para el día de mañana. Y liberarse de falsos prejuicios. Encantado de verte por aquí, un abrazo.
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Jajajajaja. Qué bueno. Fabuloso. Besitos.
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Gracias María del Mar, veo que te ha gustado la reacción del alumno Peláez jajaja. Un placer tenerte por el blog una vez más. Un abrazo
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Me ha gustado mucho, Carlos. Gracias por compartirlo.
Saludos
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Gracias a vosotros que me animáis con vuestros comentarios, me alegra que te haya gustado, un abrazo
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Excelente relato. El profesor se aferraba a su expectativa aunque no se hubiera cumplido.
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Muchas gracias Borja, está claro que la expectativa del profesor estaba llena de prejuicios. Un abrazo
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Me gustó tu historia, me hizo reír, muy buena puntada la contestación. Por aquí nos andaremos viendo. Un abrazo
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Bienvenido al blog, me alegro que te gustara la contestación, Nos vemos un abrazo
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¡Qué buen relato! Me ha gustado muchísimo. Y en la realidad, muchos habrán quedado marcados por un mal profesor.
Siempre he pensado que más importante que todas las reformas educacionales, los programas de estudio y muchos detalles más, el profesor es el más importante. Si él falla ni el mejor sistema servirá.
Es un agrado visitar tu blog y leerte.
Un abrazo.
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La pieza clave de los sistemas educativos son como bien dices los profesores y la interpretación que de dicho sistema hacen. Aunque también los hay algo cafres como este Don Raúl, pero tiene que haber de todo en una profesión tan noble como la enseñanza. Un abrazo
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