Poco antes de que los domingos fueran amargos, disfrutábamos de las comidas familiares reunidos en torno a nuestro padre. Eran apacibles y tranquilas. Qué lejos estábamos de suponer que el fallecimiento de nuestro progenitor iba a desencadenar marejadas de envidia, soberbia y vanidades escondidas.
En la primera comida sin él, solo se habló de dinero y posesiones. Aquellos que antes callaban, hoy ladraban y acusaban. Fue penoso.
Y llegó el día de la lectura del testamento. Y se terminaron las discusiones por completo. Entre caras de pavor y muecas de sorpresa, solo alguien atinó a preguntar “¿quién coño es esa tal Margarita que figura como heredera universal?”
Muy bueno. Me encanta la cotidianidad con la que has expuesto un relato de final directo y sorprendente!! Un saludo 🙂
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Gracias Lidia, lo cotidiano puede ser también sorprendente, solo es preciso «rascar» un poco. Un abrazo
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Bueno de verdad.¡Pum!, al grano: se quedan los ojos pegados a su final. Me ha gustado mucho.
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Me alegra que se te quedaran pegados los ojos, que genial expresión, gracias por tu visita. Un abrazo
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Jajaja, mira por donde apareció una heredera misteriosa. Enhorabuena, me encantó. Besos a tu alma.
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Si…con frecuencia es así en la vida, cuando menos lo esperas… pero en este caso se lo merecían. Gracias por comentar María del Mar y un abrazo
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Esas cotidianidad que con su sencillez nos roba los días
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Me gusta mucho tu comentario Gloria. Encantado de verte de nuevo, un abrazo
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Gracias amigo , presente ..
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Así es la vida, llena de sorpresas, de misterio y de magia, como tus palabras.
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Gracias por tus palabras, me gustan las sorpresas y el misterio, pero la magia es de todos y también os pertenece a quiénes me leéis. Un abrazo Marina.
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No sé cómo lo haces, pero como te han dicho, es obligatorio leer todas tus entradas al completo, enganchan mucho !!
Me encantan tus palabras.
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Gracias por tu comentario y por tu «enganche» da gusto tener lector@s como tú, eres muy generosa. Un abrazo
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Genial !
Saludos
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Muchas gracias por tu efusivo comentario. Un abrazo.
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Tiene un final divino. Felicidades otra vez.
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Me encanta este final que le has puesto, es terrible ver como familias se desangran por una herencia. Un abrazo.
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Gracias y bienvenida a mi blog, creo que la sorpresa final se la habían merecido con creces. Un abrazo
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Ya lo creo que si, un abrazo y bienvenido a esta tu casa.
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Gracias por pasarte por mi blog, eres muy grato descubrimiento para mí, lo que he husmeado un poco por encima de tu blog (ya lo haré con más calma) me gusta mucho.
En cuanto a esta entrada, real como la vida misma, he visto familias que parecían tan unidas y luego casi matarse por cuatro cuartos… Un heredero inesperado vendría bien de vez en cuando.
Un abrazo y un placer leerte.
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Yo también se de casos de ruptura familiar, por eso en esta entrada, la existencia de alguien inesperado aparece como solución (a la fuerza) de conflictos. Gracias por tu comentario y un abrazo
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Bueno Carlos….encantada de este encuentro bloguero….tema .»padre» Qué grande la magia de la blogosfera. Tu entrada es la vida….lo cotidiano…lo que nunca uno cree que puede llegar y es que siempre CONSERVEMOS la capacidad de sorprendernos…..porque «sorpresas» así nos la dará la vida en muchas ocasiones. Unas gustan . Otras no. Cest la vie.
Un fuerte abrazo y un placer encontrarte
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Por fortuna mi entrada es ficción, aunque si que he conocido situaciones muy complicadas. En cuanto a las sorpresas es probable que encuentres algunas en este blog, el microrrelato ha de ser micro pero contundente también y la sorpresa ayuda mucho a ello. Sin embargo, permíteme que hoy me quede con la sorpresa de ese susurro que dimos a la persona querida en momentos difíciles. Nos iremos viendo por aquí. Gracias por tus palabras y un abrazo ¡¡
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Refrán: Roto el cesto, se acabó el parentesco. Margarita llegó cargada de horas felices para compartir. Cuanta razón tienes. Um abraço.
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No conocía ese refrán, que me parece genial y que debería presidir el salón central de las notarías jajaja así nadie se sorprendería. Un abrazo
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